amistad, cambio, Che, Sin categoría, valores

Si no hay café para todos no hay para nadie

Lunes, 2 de julio de 2012

22:10 Vigo. Días de calor…soportable…

Algunos ya lo sabéis. Vi estos días una película que me habían recomendado hace al menos tres años, o dos, y que ya tenía, pero que nunca me había llamado la atención. Diarios de motocicleta. Una preciosidad en su forma y un lujo en su fondo.

La curiosidad, y dicho sea de paso, el aburrimiento de la tónica general, hicieron que terminara explorando un disco duro antiguo donde apareció esta maravilla. No me molesté ni en revisar dirección, reparto, ni banda sonora. Nunca lo hago (hoy lo digo con cierta ironía). Por tanto fue también en parte un descubrimiento.

Ernesto, un protagonista principal aparentemente anónimo, entrañable, fue acercando hacia sí mi interés, a medida que iba desvelándose su carácter y al mismo tiempo su identidad.

Un Ernesto real, uno que de no haber sido asesinado, hoy tendría 84 años.

Uno que me atrajo desde el principio. Hay que decir que el protagonista es guapo. Pero los protagonistas son representaciones, si los hechos fueron reales, de personas que vivieron las historias que se cuentan. Y este protagonista refleja una persona guapa, una muy guapa por dentro. Atractivo, pero sobre todo atrayente.

Escribe cartas a su madre durante un viaje que comienza en su Argentina natal, y que desde entonces y aunque al principio tenía un fin, ya nunca se acabará.

Escribe lo que ve, lo que siente, y se descubre a sí mismo a lo largo de su viaje, del abierto y extenso camino por una Latinoamérica que se manifiesta ante sus ojos y se presagia rica, abierta y ancha. Escribe sus reflexiones.

Una?. Un ejemplo. Al cruzar la frontera entre Argentina y Chile:

«¿Qué es lo que se pierde al cruzar una frontera?. Cada momento parece partido en dos. Melancolía por lo que quedó atrás y por otro lado todo el entusiasmo por entrar en tierras nuevas».

No se puede decir mejor. Que cada uno piense, si le apetece, cuáles son sus dos partes de cada momento al atravesar sus fronteras. Él sabía que cada paso que daba dejaba atrás una parte de su yo, dejando esa parte un hueco para el alimento de su nuevo yo.

«Yo ya no soy yo, por lo menos ya no soy el mismo yo interior». Qué mejor definición de una vida…!

Alguien que le conoce más que yo, me ha dicho que he tenido la suerte de conocer antes al hombre que al político. Siempre es mejor conocer a las personas por su parte más humana y luego por aquello a lo que se dedican. Aunque en este caso mucho me temo que aquello a lo que se dedicaba estaba muy cerca de lo que él era, de lo que él, en el camino, y en su «incansable amor por la ruta» fue descubriendo que era.

He encontrado, después de ver la película, y en una búsqueda también incansable por saber más de él, algunas de sus frases que más trascendieron quedándome yo con tres de las que más me enamoré. Os las dejo.

«Sean capaces siempre de sentir, en lo más hondo, cualquier injusticia realizada contra cualquiera, en cualquier parte del mundo. Es la cualidad más linda del revolucionario.»

«Si fuéramos capaces de unirnos, qué hermoso y que cercano seria el futuro»

«Si no hay (café) para todos, no habrá para nadie.»

Os las dejo porque además nos hacen falta. Hoy nos hacen falta.

Después de leer algo, poco, pero algo más sobre el Che (ya he encargado tres libros jejeje) me doy cuenta de que los cambios a lo largo de la historia han venido, los importantes, de la mano de revoluciones armadas y no armadas (la industrial). Pero revoluciones. Podemos criticar a sus revolucionarios, podrían seguro haberlo hecho mejor, pero ellos hicieron algo.

No sé si el objetivo del movimiento social actual (si es que lo hay y está organizado) es una revolución social seria. Lo que sí sé es que es deseable. Pero en lugar de luchar por ella perdemos el tiempo culpando a gobernantes y ricos cuando sabemos que existirán siempre. Y que para que dejen de existir y de lucrarse, si es que eso nos molesta y ofende tanto, deberíamos luchar por nuestros derechos desde la acción no desde la oposición. Nosotros no somos políticos. Somos un pueblo que quiere una vida digna y si no nos las proporcionan nuestros impuestos tendremos que buscarla.

Sin hacer apología de la revolución, la armada, se entiende, nada más lejos de mi intención, quedémosnos con lo bueno de personajes que han luchado a lo largo de la historia por los derechos humanos, los de todos los humanos, y llamemos juntos a esa revolución que a algunos parece no interesarles.

Estoy segura, como lo estaba el Che, de que hay por ahí muchos «susceptibles de ser reclutados». En este caso cada uno de nosotros lo somos.  Le quitamos las armas, y nos quedamos con su más pura esencia revolucionaria y su deseo de implantar la justicia en la tierra: «si no hay café para todos, no hay para nadie». Ésta debería ser nuestra máxima como pueblo.

Si no hay educación para todos, no hay para nadie. Si no hay trabajo para todos no hay para nadie…A partir de ahí que a cada cual le cueste lo que quiera de más.

Se me ocurren gestos bonitos: que los 12 millones de personas que hoy tienen empleo salgan a la calle acompañando a los que no lo tienen, que la roja ceda sus primas sin pedírselas (por qué vamos a pedírselas ahora si no se les han pedido nunca? si además son sus honorarios y hasta ahora no nos han parecido desfasados?, por lo que veo además no se han conseguido las firmas),…se me ocurren más cosas pero serán para otro día. Por hoy ya tengo bastante.

Hagamos todos algo por el que está al lado. No porque lo diga yo. Porque el hombre, solo, no va a ningún lado. Y si no, por qué gana España? Del Bosque presidente? …me callo…

Buenas noches.

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