Sin categoría

Me gusta el plural

15 de agosto de 2011. San Roque

14:00 pm …recuperando el disfrute de dormir hasta tarde, por algo es fiesta hoy, no?

San Roque. Todo el día. Como se dice en Galicia. Que morriñosos que somos los gallegos dentro y fuera de nuestra terriña.

Hoy son las fiestas de Celanova, el pueblo donde me crié. Hace mucho tiempo que no voy a esas fiestas. Años. Esta vez tampoco iré. Antes me aburrían. Hoy me apetecen. Quizás se deba a esta reciente regresión al pasado y a que me apetece sentirme como una niña. Pero hoy vuelve Mario a casa y esta es mi fiesta. Hoy seremos los dos, niños.

Tengo agujetas. Ayer no paré de mover cajas. Con libros. Con ropa…pero Dios bendito! No es posible tener tantas cosas. He hecho 4 mudanzas en los últimos 6 años. Voy por la quinta. Siempre me ha parecido obscena la cantidad de cajas que movemos de aquí para allá. Desde mi última mudanza alguna camiseta, algún juguete han pasado a engordar el inventario de esta humilde morada, poco más. Aún así, esta vez me parece un mundo todo lo que tenemos. Un mundo de recuerdos, de pasado, un mundo cuidado, no repetido. Un mundo demasiado copioso. Un mundo que aunque viva tanto como mi abuela (92, «nunca che pensei que fora vivir tanto») no sería capaz de disfrutar con consciencia.

No conservo casi nada de lo que ya no sirve o no se utiliza. Guardo sólo lo que tiene utilidad y aquellas cosas a las que tengo especial cariño: un juego de café de mi abuela, unas ollas que me regaló mi madre y los dibujos de Mario. Bueno, y fotos. Todo lo que no tiene un fin concreto y no es para usar no lo conservo. A decir verdad, no lo compro.

Dicen que las mudanzas son el momento perfecto para hacer limpieza y tirar lo que no necesitas o ya no te sirve. A mi esta vez me parece pecado tirar.

Esta vez le encuentro una nueva utilidad al hecho de trasladarte. Ahí va.

Perspectiva. Eso es lo que te proporciona viajar. Moverte. Ver mundo, por pequeña que sea la parte del mundo que veas. Darte cuenta de que no hay una sola forma de vivir y de sentir y que salvo que hagas daño todas son válidas. Respeto. Eso que todos demandamos y que muy pocos practican. Eso que cuando sales sientes por aquellos con vidas más complejas, más vividas. Y por aquellos con vidas más sencillas y más auténticas. Humildad. Esa cualidad que todos valoramos, que sólo algunos cultivan y que diferencia a los triunfadores que recuerda la historia de aquellos más efímeros. Experiencia. La madre de la vida. La que hace que las tres anteriores se den o puedan darse al mismo tiempo.

No tengo claro que esta vaya a ser mi última mudanza. Dios no lo quiera. Cansada estoy de cargar. Pero teniendo en cuenta que no me gustan los gimnasios quizás sea hasta una buena forma de mantenerse en forma. Si no el cuerpo, seguro que el alma. Y es que aprender es el alimento de mi alma y sin mis mudanzas no tengo aprendizaje. Y para un alma que quiere aprender (alimentarse) existe un precio. Una mudanza. Tengo la impresión de que las próximas serán más ligeras de equipaje. Y que mis maletas se llenarán de perspectiva, de respeto, de humildad, de experiencia,…porque llenas están ya de ilusión, de energía, de ganas de compartir, de ganas de ver, de ganas de enseñar, de amor, de pasión, de abrazos, de besos, de fuerza y de colores.

Ayer Víctor, después de una conversación me escribiste y dijiste aquello de «…y necesitamos descansar». Me di cuenta de lo maravilloso que es el plural. De lo importante y lo grande que le hace sentir a uno que otro use un plural que le incluye. Gracias.

Subid al tren. También tengo ganas de bailar.

Comentarios

Aún no hay comentarios.

Deja una respuesta

Introduce tus datos o haz clic en un icono para iniciar sesión:

Logo de WordPress.com

Estás comentando usando tu cuenta de WordPress.com. Salir /  Cambiar )

Foto de Facebook

Estás comentando usando tu cuenta de Facebook. Salir /  Cambiar )

Conectando a %s

A %d blogueros les gusta esto: