Jueves 4 de agosto de 2011.
19:20pm. Se acerca el día 11 y con él las decisiones difíciles…
Lleva lloviendo desde el sábado pasado aunque el domingo nos dio un respiro. No sé si es el tiempo o lo que es, dos días llena de fuerza y los dos mismos días llena de pena. Debería estar contenta. Todos deberíamos estar contentos. Me invade el enfado, la tristeza y la rabia.
Ayer estuve en la oficina de inmigración en Monrovia. Os dejo la foto de la sala de espera
y un video del restroom, si es que se puede llamar así. Se me ocurre un sustantivo más «acercado» aunque me lo impide el respeto por la administración del tipo que sea. Cuando pensé: necesito ir al servicio, ummm,…servicio aquí, cómo será? en la mayoría de sitios no hay sanitarios….pues así es, tal y cómo lo veis.
El video:
Video baños en Monrovia. Oficina inmigración from Alejandra Bernardo Andrés on Vimeo.
Pagamos facturas. Visité al representante español en Liberia y a casa. Esto fue ayer. Cambiamos algunos dólares americanos por liberianos, en algunos sitios se pagan en dólares liberianos, sobre todo las cantidades pequeñas. Por ejemplo, la hora. Sí, la hora. La hora de parking en la calle. 50 dólares liberianos la hora. Que qué es la hora? Un tío o tía con camiseta amarilla y gorra del color que toque ese día (sabe Dios qué gran o pequeño viaje habrá hecho esa gorra por el mundo hasta llegar a esa cabeza) y un cuaderno en la mano. Apunta la hora de llegada, el tiempo de estacionamiento, te entrega un trozo de papel, lo dejas en el coche y pagas cuando regresas al coche. Sí. En toda la ciudad. Y de este modo algunos hacen algún dinerillo. No me preguntéis la parte que se queda la administración local. Imagino que toda, al igual que la central.
Os dejo foto de la moneda local para saciar la curiosidad de los coleccionistas. Os llevo algunos.
Quería un mapa de la ciudad. Pero hombre quería un callejero. Puede que no me haya explicado bien. Todavía me cuesta entenderles aunque ya he pasado la montaña rusa. O puede que en serio no haya. No hay?. Esto que os dejo me costó 20 dólares. Cuestan 20 dólares (americanos) cada carta aunque a mí me han dado 4 por el mismo precio, «eso se lo dirás a todas, claro ;)…». Todavía creo que me han timado.
Hoy, como todos los días, fui a la escuela. Antes al banco con la intención de recoger dinero para pagar a los empleados el salario de julio. Me atendió otro chico. No era el mismo que el de la primera vez, su jefe, por cierto mucho más amable y humilde que éste. No me gustó nada su forma de pedirme que me sentara. Que no quiero sentarme hombre, que estoy bien de pié. Aunque dicho de modo amigable: » I am tired of being sitting». Mirada fija y amenazadora: «I will appreciate you sit down». No todos son iguales (como en todos sitios) aunque a algunos les pasa (por ahí arriba también conozco algún espécimen) que no respetan a las mujeres. No creáis que ahora pretendo jugar el papel feminista en un sitio donde no me corresponde. No no. La verdad, la realidad, es que el papel de la mujer en este país es inferior al de España hace bueno, creo que antes de Franco…
Aquí no se la juegan con el hombre blanco pero la mujer es más o menos lo mismo que la negra, así que, rabito entre las piernas, si quería que me atendiera el honorable empleado de banca, me senté, como el resto.
Aún así no me dió el dinero. Te vas y le dices a tu jefa que me escriba un email pidiéndome a mí que te de la pasta muchacha. Me vas a hacer perder un día sólo porque quieres un email dirigido a tí? Si tengo una carta impresa… Sí, pero no tiene mi nombre. Ok. Ok. Lo pillo. Te mandamos email y mañana vuelvo, cómo no!. Faltaría más. Quieres también que te traiga café?
A las 11 había quedado con la persona que nos vendió la propiedad en la que se construyó la escuela para hablar de la valla que nos han puesto en mitad del camino. Por supuesto, llegó tarde. Los liberianos no tienen sentido del tiempo. Algunos creen que no tienen ningún tipo de sentido. Yo no lo creo. Aunque si quieres que alguien llegue a las 11 asegúrate de que acordáis quedar a las 10. Eso es todo.
Llegó. Tarde. Pero llegó. Ya nos íbamos y llegó. Vimos la tierra. Todo está bien. El propietario de la colindante tiene razón (o paga más o simplemente paga) y nos toca abrir otro camino. Camino que nos han prometido se abrirá en breve y en una zona anterior al último poblado antes de llegar a la escuela. Nadie ha mencionado si eso nos va a costar algo o no. Yo no abro la boca. Aunque al final serán como se suele decir 5.000. Sin broma, la última vez que se abrió un camino la Fundación pagó 5.000$. Total para qué? Miro la tierra y me pregunto si será de alguien más esa nueva o será nuestra. Pregunto. Me dicen que es nuestra. Nuestra también era la otra hasta que vino este y dijo que no. En fin. Switch off again. Respira Ale. Respiro y me acuerdo de un email recibido de Victor Morales. Elogio a la lentitud.
Os dejo la foto y video de la vista al río cercano a la escuela. Este fue mi momento antes de que este hombre apareciera con su super Mercedes. Tengo que irme a casa (Galicia). Me enfado.
El video:
las vistas del embarcadero en el río en la escuela from Alejandra Bernardo Andrés on Vimeo.
Aquí todo está roto. No tengo foto más allá que en la retina. Sonreí. Es una foto curiosa. Aunque al mismo tiempo es la definición del aprovechamiento del todo y de la desgana. De la ocurrencia.Y el colmo de la vagancia. Y sobre todo de la pobreza. Me adelanta un «yellow car», un taxi, vamos. Ha perdido los retrovisores. Que no se habrá perdido en este país?. Unos cristales viejos, rotos, nada uniformes hacen las veces. No sé cómo no se caen. Los sujetan unas gomas «contables». Unas de esas de toda la vida que los contables de nuestras películas llevaban en la muñeca. Esas que se usan para mantener cerrados los mapas que se enrollan y se quieren mantener enrollados.
Hoy de camino a «casa», de vuelta, desde la escuela, me encontré a Enmanuel. No tengo foto. Es el niño más guapo que he visto en mi vida. Lavaba la ropa en el río. Vive en el poblado. Es amigo de los niños de la escuela y cuando puede sube a jugar con ellos. No os lo creéis, pero yo también lavaba la ropa en el río. Con mi abuela. Aunque el agua estaba más clara y yo le ayudaba. Aquí la responsabilidad es de Enmanuel.
Escuchad por favor y decidme si entendéis. Yo empiezo a adaptarme. Al menos, ya no me duele la cabeza 😉
conversacion entre Red e Ej from Alejandra Bernardo Andrés on Vimeo.
Buenas noches. O quizás ya, buenos días!.
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Pingback: No para de llover. Y no me para la cabeza | Vigo al minuto - 05/08/2011