Libremente me voy a la cama sola

22 de marzo de 2012

Vigo. Un poco tarde. 23:07. Sola. Recordando a quien una vez quiso explicarSe el significado no el sentido de SU libertad…y acertó con el mío.

Y digo el significado porque el sentido de la libertad es bien distinto de su significado.

«Mi libertad es no hacer lo que los demás esperan de mi. Mi libertad es decidir sin preguntarme por el qué decidir. Y cuando no hay nada que decidir es cuando más libre soy. Sólo tengo que preguntarme, ¿sigo vivo? Ser libre es hacerlo en el momento más inoportuno, porque la oportunidad nunca depende del tiempo sino de las circunstancias. Pero también no hacerlo cuando los demás lo están esperando, porque no es mi momento y mi momento nunca depende de lo que los demás esperan de mi. Sólo yo espero algo de mí y no siempre es bueno. »

Recuerdo que al leer estas palabras un click hizo click en la caja de mis pensamientos. Algo encajó y zas! en la frente se grabó, pero por dentro. Ahí estaba lo que yo hubiese querido decir:

«Mi libertad es no hacer (necesariamente) lo que los demás esperan de mi. Mi libertad es decidir sin preguntarme (si es lo que quiero), por el qué decidir. Y cuando no hay nada que decidir es cuando más libre soy. Sólo tengo que preguntarme, ¿sigo vivo? Ser libre es hacerlo (no necesariamente) en el momento más inoportuno (pues lo hago cuando mi voluntad o el deseo me azotan), porque la oportunidad nunca (o también) depende del tiempo sino de las circunstancias. Pero también no hacerlo cuando los demás lo están esperando, porque no es mi momento y mi momento nunca depende de lo que los demás esperan de mi. Sólo yo espero algo de mí y no siempre (tiene por qué serlo) es bueno. «

Añado mis matices y recalco lo brillante de una verdad escondida e insólita: …«y cuando no hay nada que decidir es cuando más libre soy»…, que no siempre queremos ver. Cuando no hay nada que decidir es cuando ya he decidido. Quizás por eso me gusta esta frase, porque lo que se apodera de mi cuando la leo es la libertad que siento cuando ya decidí.

Decidir, bonita, compleja y mágica palabra que nos embarca hacia un sitio o al otro, hacia un mundo o al otro, por este camino o por este otro, y a la vez brinda su manto ansioso de zozobra y carga culpable que a los más exigentes no nos deja vivir si no acertamos.

Pues sola, sólo pienso que la libertad sólo se puede aprehender solo y a la vez libre, coincidiendo aquí mis dos adjetivos más dignos, aunque no tienen por qué ir de la mano.

Soy libre acompañado porque soy un ser único y puedo acompañado también estar solo. Y puedo solo no sentirme solo, ni estarlo. Y solo o no solo, soy libre porque la naturaleza lo es y si me da la vida me da la libertad de vivir(la) con dignidad y la suficiente independencia y criterio como para decidir(la).

Para ser libre no me sobras ni me faltas, si me acompañas te lo agradezco, y aunque la carga será más liviana seguiré siendo libre durante todo el camino y seguro necesitaré estar algo solo. En mi soledad ordenaré mi ser y ese orden me dejará ver y ejercer a través de mayor claridad mi libertad.

Pensé un día y luego lo leí: «la libertad es la mayor de las condenas» y así lo creo. Porque ser libre es también a veces elegir lo peor para mí, pues aunque los demás esperen o no algo de mi mano yo decido dárselo o quedármelo, aunque me venga mal en ese rato.

Libremente me voy a la cama sola. La soledad la elijo (o puedo elegirla), la libertad no. Por suerte.

Que tengáis un feliz, libre y acompañado o no, (según deseéis) viernes y fin de semana.